Profesora y sus alumnos

 Profesora y sus alumnos se tienen clases extras de anatomía 



Historia 

Hoy es el segundo día de Silvia, nuestra profesora suplente del curso de informática dentro de un master de economía en el que me encuentro. No he conseguido quitarme de la cabeza a esa mujer desde ayer. ¡Es preciosa! Alta, ojos grandes marrones, labios carnosos, morena de pelo largo, como largas son sus interminables piernas y lo más flipante son sus grandes tetas y su redondísimo culo.

Ayer vino deslumbrante, dejándonos a todos estupefactos con su belleza y con sus curvas. Recuerdo que, tras la clase, a la hora del café todos mis compañeros y yo lo comentamos. Coincidíamos en que no recordamos haber visto un culo tan redondo y tan perfecto en nuestra vida.  No sé el resto de la clase, pero yo, desde ayer no he podido borrar de mi cabeza ese cuerpo de Silvia, que venía envuelto en unos vaqueros ceñidos, azul claro, de esos que parecen una segunda piel. Los bolsillos en su culo es una imagen que tengo grabada a fuego, las costuras que se cuelan entre sus redondos glúteos y por delante, como los labios de su coño se dibujan lo suficiente para soñar eternamente con esa rajita. Arriba, nos había alegrado la vista con una camiseta ceñida en la que se veían unos grandes pezones marcados. Os puedo asegurar que me he masturbado hasta cinco veces esta noche pensando en ella y se ha vuelto obsesivo para mí ese culo. Incluso he fantaseado que, en la clase de hoy, la tumbaba sobre la mesa y me la follaba.

Estoy nervioso, esperando impaciente frente a mi ordenador, terminando la tarea que nos dejó ayer, pero con mi polla bien dura esperando su entrada en el aula.

-        ¡Buenos días! - anuncia de pronto ese bombón, abriendo la puerta con su gran sonrisa.

Me quedo flipado, si ayer me había deslumbrado tanto a mi como al resto de los compañeros, creo que hoy se ha superado, porque ha habido un silencio alucinante observando su apoteósica entrada. Solo se escuchan sus negros tacones de aguja chocando contra la madera del entarimado en unos pasos firmes y decididos. Ella sabe que todos estamos observándola.

Definitivamente, hoy, esta mujer se ha superado y eso que pensé que no podía venir más sexy que ayer. Lleva una blusa blanca, ceñida y escotada, con algún botón abierto de más, que muestra ese sugerente canalillo que nos deja flipados, con sus enormes tetas que parecen querer salirse en cualquier momento, embutidas en un sostén blanco con transparencias y encajes. La minifalda negra de cuero, parece muy fina, dejando al descubierto sus potentes muslos y esas piernas que parece que no se acaban nunca, para rematar con sus tacones, que realzan más su cuerpo y especialmente su culo respingón. Noto como mi polla da un espasmo.

-        Bueno, chicos, ¿Habéis repasado? - nos pregunta en cuanto deja su carpeta sobre la mesa y todos contestamos un “¡sí!”, porque lo que estamos repasando son sus curvas.

Ella sabe que estamos locos con su cuerpo, es de esas mujeres que están muy buenas, pero que lo saben, por eso Silvia, además de ser un pibón, conoce su potencial y cómo explotarlo, luciendo cada pose, cada gesto, cada movimiento, unas veces de forma aparentemente inocente, otras totalmente intencionadas y en todo momento con una increíble carga sensual llena de sensibilidad y femineidad que la hacen tan atrayente como frágil, prohibida, inalcanzable...  Consigue atraparnos... enamorarnos... sé que no soy el único, porque noto a mis compañeros tan alterados como yo.

-        Vale, hoy vamos a aprender a hacer un pequeño programa que sirva de intranet, para poder comunicarse internamente entre varios equipos. - nos comenta para que abramos el libro por esa lección.

Lo primero que hace es borrar en la pizarra blanca unas tablas y gráficos que nos enseñó en la clase de ayer. De espaldas, moviendo el borrador el cuerpo de Silvia se mueve con tanta sensualidad como arte y es que al trasladar el borrador por la pizarra provoca un movimiento oscilante de sus caderas y su culo, por no hablar de sus tetas que botan como flanes. Silvia se gira y sonriente, sabiendo que nos la ha puesto bien dura a todos, continua su clase, dando explicaciones de lo que vamos a hacer y empieza a escribir el esquema de la lección de hoy con un rotulador azul sobre la blanca pizarra. No consigo prestar atención, pero sí a esos muslos robustos que tiemblan cada vez que apunta algo y se gira, sacando ese culazo y moviendo grácilmente sus tacones.  También me fijo en esos dedos largos coronados con unas uñas cuidadas de porcelana y esa forma de sujetar el rotulador gordo, haciéndome a la idea de lo que sería que, en lugar de eso, sostuviera mi polla entre sus finos deditos.

-        Vale, vais copiando estos números de identificación para saber cuál es la IP de cada uno, para conocer en todo momento con quién os comunicáis. Luego, lo iremos probando entre todos - dice tras girarse y haber llenado la pizarra de números y códigos. 

Tal y como nos ha pedido, todos empezamos a teclear en cada uno de nuestros ordenadores, ese pequeño programa, cargado de tablas, símbolos y fórmulas, mientras ella se va acercando a cada puesto para corregir los errores que vamos cometiendo. En mi caso son muchos, pues no atino, ya que tenerla tan cerca paseando entre las mesas, me pone como un toro. El sonido de sus tacones en el suelo es música celestial y cada vez que sus morenas piernas pasan a mi lado mi vista se clava en el contoneo de sus caderas. ¡Joder, qué polvazo tiene!

En varias ocasiones tengo que pedirle ayuda y ella se acerca amablemente, poniéndose a mi lado, para ayudarme a completar esa fórmula que se me enrevesa, pero yo me fijo en su pecho, en cómo se mueve con su respiración al estar inclinada sobre mi monitor, luego me fijo en sus dedos, señalando donde tengo el error, pero luego se me van los ojos a sus piernas que se ven tan cerca... y para colmo su olor... aspiro ese embriagador aroma que desprende. Intento ocultar mi erección bajo la mesa, pero en el fondo me gustaría mostrarle lo empalmado que me tiene.

-        Perdona Silvia. ¿Cuál es tu IP? - le pregunto

Ella gira su cara, tan cerca de la mía, que me entran unas ganas tremendas de besar esos labios y noto mi polla palpitante al sentirla, así, tan cerca. Para colmo su escote está a pocos centímetros y podría acercar mis dedos para tocar la suave piel de sus tetas.

-        Yo soy la número uno. - responde de pronto.

-        Desde luego que lo eres.  - le suelto sin pensar.

-        ¿Cómo?

-        No, nada. - respondo, aunque sé que me ha entendido perfectamente.

Tras mirarme seria, se dirige hacia otro compañero delante de mí y al agacharse para comentar algo con él, veo sus hermosos muslos desde atrás. MI vista delinea esa forma geométrica de sus piernas que pasan de ese ancho de sus muslos continuando por sus rodillas y luego su hermosa pantorrilla que dibuja un arco para acabar en sus finos tobillos que parecen oscilar ligeramente con esos tacones tan altos. Ella, precisamente cruza ahí los pies por la parte más baja, dejando uno de sus tacones medio suelto. ¡Está tan sexy!, luego se agacha más para explicarle algo a mi compañero y su culo parece hacerse más redondo todavía. ¡Joder mi polla se ha puesto a tope! Menos mal que hoy me he puesto un pantalón fino, porque ayer vine con los vaqueros y cada vez que me empalmaba con ella me dolía mogollón. Hoy mi polla está más libre y la verdad es que me da igual que ella la vea así, con ese bulto enorme que se forma bajo mi fino pantalón.

Ella vuelve a pasar cerca de mi mesa y yo empujo uno de los folios que tengo encima, dejándolo caer al suelo. Inmediatamente se agacha y al hacerlo, aunque junta sus piernas flexionadas, puedo ver la oscuridad que acoge el interior de sus muslos bajo su pequeña falda. ¿Llevará una tanguita blanca como el color de su sostén? - me pregunto.

Tras recoger el folio, se levanta lentamente mirándome a los ojos, pero los míos se van a su escote que, al encontrarse en esa posición, medio agachada, muestran unas redondeces alucinantes. Ahora estoy soñando con tener mi polla metida ahí, en ese valle tan acogedor, pero sus ojos se clavan en los míos y parece mosqueada, seguramente no le está gustando mi lasciva mirada. Después se acerca, deja el folio sobre mi mesa, manteniéndose seria y de pronto se percata en el bulto que muestra mi pantalón. Sus ojos se abren como platos. Se gira algo apurada hacia su mesa y yo de nuevo aprovecho para fijarme en sus sensuales andares.

Entonces se me ocurre algo muy fuerte, sé que es una locura arriesgada, pero es que con ella me lanzo a cualquier cosa. Marco su IP y empiezo a escribirle un mensaje:

-        Hola Silvia, perdona, pero todo esto lo has provocado tú. - y lo envío sonando a continuación un bip en su ordenador.

Ella se sienta en su mesa cruzando sus adorables piernas y se pone a leer mi mensaje. Sus ojos se abren de nuevo leyendo y luego levanta la vista con sus ojos muy abiertos cerciorándose de que soy yo el autor. Le devuelvo una sonrisa y lejos de amilanarme, le mando otro nuevo mensaje aprovechando que ella está frente a su monitor.

-        Silvia, preciosa, se me ha puesto dura incluso antes de que aparecieras. Luego viendo tu cuerpo, tu culo, tus tetas, imaginando tu chochito, no la puedo bajar.  Todo esto es culpa tuya.

Ella lee el texto y parece no creérselo.

-        ¿Estás loco? - me pregunta de pronto ella en otro mensaje.

Luego levanta la vista, asegurándose de nuevo de que soy yo, pero no le dejo tiempo a reponerse de ese susto, cuando le mando el remate sin medir las consecuencias.

-        ¡Sí, totalmente loco...! Silvia estoy loco con tu cuerpo, tus tetas, con ese culo redondo, no dejo de soñarte desnuda y solo puedo imaginar como atrapas mi polla entre tus tetas, luego deseo tenerte agachada frente a mi polla, comiéndomela, mientras la envuelves entre tus preciosos labios, para luego terminar follándote, primero el coño y luego perforándote ese culito alucinante.

Me tiembla todo después de soltar semejante burrada, pero había algo dentro de mí que me empujaba a ello. Tanto los ojos como la boca de Silvia se abren, ante el asombroso texto que acabo de mandarle. De pronto levanta la vista, me mira unos segundos fijamente con sus carrillos totalmente enrojecidos, apoya sus manos sobre la mesa, se levanta y casi a gritos me dice.

-        ¡Sal inmediatamente de mi clase! - y señala la puerta.

Cojo mi carpeta para tapar mi erección delante de mis compañeros, pero al pasar junto a la mesa de Silvia la retiro intencionadamente para ella lo vea bien, consiguiendo que vuelva a abrir sus ojos al máximo al ver la tienda de campaña que forma mi pantalón.

-        ¡Espérame fuera y vamos ahora mismo a dirección! - me dice con su voz temblorosa y alterada.

¡Menudo lío en el que me acabo de meter! Mis compañeros cuchichean porque no saben lo que está pasando, pero a mí, francamente, me da igual todo, necesitaba decirlo, quería expresar a esa mujer lo mucho que me pone, lo excitado que estoy con su sola presencia, que haría cualquier cosa por follarme ese culito.

Salgo al pasillo y apoyo mi espalda en la pared, intentando asimilar las consecuencias que me pueden venir encima con todo esto. Supongo que me abrirán un expediente disciplinario y además me echarán de este máster y perderé la oportunidad de acceder a la universidad, con lo mucho que me ha costado llegar hasta aquí, pero la causa lo merecía, no podía guardarlo por más tiempo y asumiré toda la responsabilidad y las consecuencias.

En ese instante Silvia abre la puerta de clase saliendo al pasillo y tras anunciar a mis compañeros que volverá en un rato, me mira de arriba abajo para decirme.

-        ¡Ven conmigo! - estira su mano y atrapa la mía caminando a paso decidido delante de mí llevándome a toda prisa por el pasillo.

El sonido del traqueteo de sus tacones, vuelve a despertar a mi polla, junto al meneo de ese culo que tengo delante, en un vaivén tan mágico como atrapante. Voy de su mano y soy feliz, a pesar de que me va caer una buena encima, me da igual, camino agarrado a mi diosa, ¿qué más puedo pedir?... cuando de pronto veo que pasamos de largo el despacho del director, seguimos avanzando hasta llegar a los servicios de los profesores. Silvia abre la puerta y sigue tirando de mí, hasta que entramos y cierra la puerta tras nosotros.

La profesora buenorra respira agitadamente y me empuja del pecho. Me mira de arriba abajo, separándose de mí, para ponerse de frente a unos dos metros con sus brazos en jarras.

-        Veamos... ¿qué quieres primero? ¿Mis tetas?

No acabo de entender nada, pues yo me había envalentonado haciendo una locura, pero ni de lejos podría imaginarme que esté en este preciso momento metido en los baños del instituto con mi diosa, pero más alucinado aún, cuando al no obtener respuesta de mi parte, Silvia empieza a desabotonarse la blusa lentamente sin quitar la vista de mis atónitos ojos.

Abre esa prenda de par en par y la saca tras de sí, depositándola sobre uno de los lavabos y dejándome a la vista su blanco sostén tras el que se adivinan sus pezones. Su busto es imponente con esa prenda, ya que parece sujetar con dificultad sus enormes globos. Luego Silvia echa sus manos a la espalda, suelta el corchete, para dejar caer el sujetador entre sus brazos y colocarlo junto a su blusa. Sus tetas, preciosas y enormes saltan balanceantes y mi polla da un espasmo que ella nota al instante. Sus aureolas grandes están coronadas por dos garbancitos que son sus pezones.

-        ¿Qué tal? - me pregunta sosteniendo sus tetas en sus manos, pero no soy capaz de articular palabra. Realmente me parece estar soñando.

En ese momento, Silvia baja la cremallera lateral de su minifalda de cuero que se escurre entre sus piernas hasta llegar a sus pies. ¡joder, no lleva braguitas! Levanta un pie, sosteniendo el equilibrio con un tacón y se agacha ligeramente para recoger la faldita y dejarla sobre el lavabo junto a sus otras prendas. ¡Está totalmente desnuda y estoy flipando!

Silvia se muerde el labio y acaricia el contorno de su cuerpo desnudo, tan solo le quedan sus zapatos de tacón, lo que la hacen todavía más increíble. Me fijo en su pubis totalmente depilado y noto su chochito brillante. Luego se gira, dándome la espalda y agachando ligeramente su tronco, me ofrece un primer plano de su redondísimo culo. Si vestida es alucinante, desnuda lo es aún más. Se agacha un poco más para separar esos preciosos cachetes con sus manos ofreciéndome ese circulito negro que se corona en el centro y más abajo puedo apreciar una rajita brillante que debe estar ardiendo.

-        ¿Qué tal mi culo? - me pregunta asomando su cabeza y una de sus tetas colgando.

No soy capaz de responder. Ella sonríe, se incorpora girándose para volver a mostrarme por delante su maravilloso cuerpo desnudo. Casi a cámara lenta, camina como una gata hacía mí y se queda a escasos centímetros de mi cuerpo. Está tan cerca que puedo sentir su olor... ¡su olor a hembra cachonda! Apoya su mano sobre mi hombro sin dejar de mirarme fijamente. De su otra mano, se lleva su dedo corazón a los labios, lo chupa lascivamente hasta hacerlo desaparecer dentro de su boca, lo saca y lo mete en su coño hasta el fondo, mientras se muerde el labio inferior y cierra los ojos brevemente. Luego saca ese dedo empapado y lo mete en mi boca que yo degusto con todas mis ganas. Su sabor es indescriptible, pero la mezcla de su saliva y el aroma de su sexo, son alucinantes. Sonríe de nuevo, se agacha y se queda en cuclillas a mis pies.

-        Bien. Ahora, tenía que meter tu polla entre ellas, ¿no? - me dice, sosteniendo esas enormes tetas.

Mi sexy profesora me suelta el cinturón dejando caer mi pantalón hasta mis tobillos. Mi polla salta como un resorte frente a su cara. Tras relamerse, la coge entre sus dedos, le da un par de besitos en la punta y luego la atrapa colocándola en el valle que forman sus grandiosas tetas, que ella sostiene con sus manos por los costados empezando a hacerme una paja lenta sin dejar de mirar mi cara de éxtasis.

-        ¡Joder, Silvia! - digo entre hipidos notando el calor de su pecho abrazando mi tiesa verga.

-        ¿Es cómo en tu sueño?

-        ¡Es mucho mejor! - contesto casi sin respiración.

El balanceo de esas tetas y la suavidad de su piel sobre mi dura polla es algo bestial y de mi glande salen las primeras gotitas transparentes que ella recoge con su lengua y paladea. Tras mojarse los labios y escupir en la punta de mi rabo, se mete la mitad de este en su boca sin dejar de subir y bajar sus tetas.

-        ¡Joder, me voy a correr! - le digo al sentir esos labios apretarse contra mi polla y su lengua rodeándola.

-        ¡No, no no... de correrse nada! - dice ella poniéndose en pie y separándose de mí haciendo que mi polla totalmente tiesa quede balanceante.

-        Pero...

-        Cariño, si quieres podrás follarme este culito con el que sueñas, pero antes tendré que correrme yo. ¿No te parece? - me dice agarrándose uno de los cachetes de su trasero.

En ese momento Silvia camina lentamente de nuevo, esta vez de espaldas a mí ofreciéndome su cuerpazo hipnotizante, especialmente su culo que tiembla a cada paso por el sensual caminar gracias a sus tacones y ágilmente se sienta en uno de los lavabos con sus piernas abiertas colgando mirándome con una cara de vicio tremenda.

-        ¿Comerme el coño estaba en tus planes? - me pregunta agitando sus piernas que se balancean colgando desde ese lavabo.

¡Joder! Rápidamente me despojo de los pantalones para no caerme de bruces y me voy casi corriendo hasta llegar a ubicarme entre esas piernas y ese coño abierto que devoro de inmediato. Mi lengua dibuja el contorno, luego succiono sus labios mayores, paso mi lengua por su rajita y muerdo con mis labios su clítoris.

-        ¡Sí, cabrón, cómeme así! - me dice ella tirándome del pelo hasta hacerme daño.

Me aplico con ganas con mi boca en ese coño que sabe delicioso mientras que mis manos libres dibujan sus caderas, pellizcan sus pezones e incluso le meto un pulgar en la boca que chupa con devoción. Mi polla palpita, al sentir ese sabor delicioso de su sexo, sentir su piel entre mis manos y ver a esa mujer perfecta totalmente entregada.

Silvia está cada vez más agitada con mi lengua, pero ese precioso coño está pidiendo a gritos ser penetrado, así que, antes de que se corra, me incorporo, agarro mi tiesa polla por la base y se la cuelo hasta el fondo. Entra con facilidad en ese encharcado agujerito. Los dos gemimos al sentirnos unidos. Miro hacia abajo y ver mi polla insertada hasta los huevos en ese chochito, es casi una alucinación. Cojo aire y a partir de ese momento empiezo a follarla como si no hubiera mañana. Mis embestidas son tan potentes que temo arrancar el lavabo de la pared con esa furia con la que estoy taladrando. Una y otra vez, mi polla se inserta con toda la energía en ese coño soñado. De pronto ella se abraza con mis piernas empujando mi culo para que mi polla quede insertada hasta el fondo, mientras empieza a gemir muy fuerte, en señal de un orgasmo intenso que desemboca en temblores, caricias, susurros...

-        ¡Sí, qué gusto, me matas cabrón! - me repite al oído sin que me permita moverme, queriendo sentir toda mi dureza en el fondo de su matriz y atenazando todo mi cuerpo con el suyo.

Por fin logro separarme de ella, porque quiero reservar mi corrida para otro sitio y así se lo recuerdo.

-        Me prometiste tu culito. - la digo.

-        Si, cariño... ¡es todo tuyo!, ¡Ayúdame a bajar!

Agarro a esa preciosidad por la cintura y logro bajarla con su cuerpo pegado al mío hasta que sus tacones chocan contra el suelo y sus tetas contra mi pecho, Es inevitable abrazarme a esa maravilla de cuerpo desnudo y a tirarme a esos labios para besarla, juntando mi boca a la suya y logrando que nuestras lenguas se enreden con desesperación. Cuando nos separamos veo ese brillo lascivo en sus ojos, con el que pide que la parta el culo.

Giro su cuerpo hasta dejarla de espaldas a mí y ella se aferra al borde del lavabo preparándose para esa nueva penetración. Abre sus piernas y yo me ubico entre ellas. Empujo su espalda y su culo queda en primer término. Es algo maravilloso y se lo sobo primero, disfrutando de ese momento soñado, sin creerme todavía que lo esté acariciando. De pronto, le doy dos fuertes azotazos.

-        ¡Ay! - se queja ella al notar mis sonoras cachetadas.

-        ¡Cómo te gusta, puta! - le digo riendo al ver cómo levanta su culito esperando un nuevo azote.

Tras darle unas cuantas palmadas, agarro mi polla, la paso repetidas veces por su rajita para embadurnarla bien, incluso la penetro ese coñito un par de veces para ponerla a punto. Una vez que la he lubricado bien, la saco y cambio de agujero presionando en su ano levemente con mi glande brillante. Me agarro a sus hombros y tras coger aire por la nariz, se la clavo sin remisión con un movimiento pélvico, llegando hasta lo más hondo de su ano, que, aunque estrecho, consigue adaptarse a mi dureza. ¡Es increíble!

-        ¡Cabrón, me partes el culo! - me grita mientras nos vemos las caras reflejadas en el espejo.

El brillo de sus ojos denota lo bien que lo está pasando y yo no digamos. Creo que si existe el cielo tiene que ser algo como lo que estoy viviendo ahora. Me encanta sentir mi polla abrazada por ese culito mientras observo su espalda sudorosa, que acaricio con mis dedos, para luego dibujar sus caderas, alcanzar sus tetas y amasarlas, haciendo que su culo se mueva hacia atrás al sentir esa punzada cuando retuerzo uno de sus pezones arrancándole un gritito agudo. Noto como los músculos de su ano se aferran a mi polla, lo que me provoca un gusto intenso. Extraigo lentamente mi verga de esa guarida y vuelvo a clavarla de nuevo hasta el fondo, provocando un nuevo grito de mi preciosa profe. Entonces empiezo a bombear despacio primero y luego voy acelerando, porque sé que no aguantaré mucho follándome el estrecho agujerito de mi diosa. Ella misma se ayuda de su trasero empujando hacia atrás para sentirse sodomizada al máximo.

-        ¡Sí, qué gusto! - gime esa belleza, mientras yo no dejo de martillear en su apretado esfínter.

Sus gemidos y gritos se van haciendo cada vez más profundos y entiendo que está siendo invadida por un nuevo orgasmo, algo que me excita más, pues su culo sigue aferrándose con firmeza a mi polla. Me agarro de nuevo a sus tetas y echando mi pelvis hacia atrás, comienzo a penetrarla con mayor velocidad y rudeza, haciendo incluso que su culo se levante en cada embestida y la pongo prácticamente en volandas, haciéndola caer en cada golpe de mis caderas que se convierte en el trote de sus tacones contra el suelo, ¡toc, toc, toc! hasta que ya no puedo más y me corro dentro de su ano, una y otra vez, soltando lefazos para llenárselo al completo.

Cuando saco mi polla, aun dura de esa estrechez, un reguero de mi semen se escurre por entre los muslos de ese pibón que todavía tiene su respiración agitada. ¡Joder, acabo de follar a mi profe soñada!

Ella se gira, me sonríe y agarra mi polla admirando que aun siga tan dura y poniéndose en cuclillas no siente ningún reparo en limpiarme mi sable con sus labios y su lengua hasta dejarlo reluciente. Tras sonreírme y pasarse la lengua por los labios, se mete mi polla en la boca hasta hacerla desaparecer, mientras noto los sonidos ahogados de su garganta intentando coger aire. Cada vez que la saca, un hilo de saliva y de mis propios fluidos mezclados con los suyos queda colgando. Esta tía la chupa como una auténtica zorra y mientras acaricia con sus uñas mis huevos, continúa mamándomela con toda su energía, en un sonido de chapoteo continuo cada vez que mi glande llega hasta lo más profundo de su garganta. Noto que me voy a correr, pero ella sigue y sigue mamando haciendo que suelte otros cuantos chorros dentro de su boca, mientras ella traga sin detenerse. Me agarro a su cabeza descargando de nuevo todo el contenido de mis huevos.

A continuación, se la saca con los ojos llenos de lágrimas y tosiendo tras esa energía con la que me la ha mamado. Luego pasa su lengua por todo mi tronco dejándolo bien brillante pero lógicamente va bajando su tamaño.

-        ¡Vaya puta estás hecha, me has vaciado dos veces seguidas! - Le digo dándole con mi verga en su cara.

-        ¡Y es increíble que te hayas repuesto tan rápido!

-        Todo es por tu culpa. ¿Recuerdas?

Me mira sonriente sin dejar de acariciarme los huevos y dando besitos a mi polla, ahí agachada, sostenida por sus finos tacones y sus piernas abiertas.

-        Pues mañana, como te vuelvas a portar mal otra vez, tendrás de nuevo tu reprimenda. - me dice sonriente hasta incorporarse.

Me quedo mirando a esa increíble mujer y tras chuparme uno de mis dedos, me dice que nos vistamos antes de que pueda descubrirnos alguien. Volvemos a clase manteniendo el tipo, intentando mostrar normalidad. Creo que ninguno de mis compañeros se ha dado cuenta de nada, aunque para ser sincero me gustaría contárselo a todos, porque es que todavía no me lo creo.

Comentarios